Galeazzo
Ciano, el arrogante favorito de Mussolini, describirá bien el ambiente de esos
años con su famosa frase
5 “Al pueblo hay que tenerlo formado todo el día y en
uniforme de la mañana a la noche. ¡Y quiere palos, palos y palos!”
(en Osvaldo Bayer “Severino
Di Giovanni: el idealista de la violencia”)
Los siguientes documentos fueron extraídos de:
http://documentossigloxx.blogspot.com/2007/06/blog-post.html
DOCUEMNTO
1: Violencia y fascismo
Se habla mucho de la
actividad violenta de los fascistas. Nos reservamos el derecho de controlarla…
entre tanto y mientras lo consideremos necesario, seguiremos golpeando con
menor o mayor intensidad los cráneos de nueStros enemigos, es decir hasta que
la verdad haya penetrado en ellos… el programa de la política exterior del
fascismo comprende una sola palabra: expansionismo.
Benito Mussolini, fragmento de un
discurso pronunciado en 1921.
DOCUEMNTO 2: Fascismo y Estado
Ni agrupaciones ni
individuos fuera del Estado. El fascismo es opuesto al socialismo, que reduce
la historia a la lucha de clases y que ignora la unidad del Estado… Por las
mismas razones, el fascismo es enemigo del sindicalismo… El fascismo quiere un
Estado fuerte y es el Estado el único que puede resolver las dramáticas
contradicciones del capitalismo.
Benito Mussolini,
fragmento de un discurso pronunciado en 1922.
DOCUEMNTO 3: Leyes de Nuremberg del
15 de septiembre de 1935
Se prohíben los
matrimonios entre judíos y súbditos de sangre alemana o asimilada. 2. Se
prohíben las relaciones extramatrimoniales entre judíos y súbditos de sangre
alemana o asimilada. Se prohíbe que los judíos contraten a empleadas de hogar
de sangre alemana o asimilada, mayores de cuarenta y cinco años.
Se prohíbe a los judíos enarbolar o engalanar con los colores alemanes
nacionales. En cambio pueden hacerlo con los colores judíos; el ejercicio de
este derecho está garantizado por el Estado. Las infracciones al número 1 se
sancionaran con pena de reclusión. Las infracciones al número 2, con pena de
prisión o reclusión.»
(E.R. Tannenbaum:
La experiencia fascista. Sociedad y cultura fascistas.
Madrid, 1975.) En: Prats, Historia del Mundo
Contemporáneo, Edit. Anaya, Madrid 1996. p. 87
DOCUMENTO 4: Hitler y Mussolini
Se nos ha obligado a ser
espectadores y no es que el pueblo alemán lo haya aceptado, sino que al estar
sin armas no podía participar en la acción…Hemos aprendido en estos años a
despreciar a los demócratas del mundo. En esta época hemos encontrado solo a un
estado entre las potencias europeas, y a la cabeza de este Estado a un solo
hombre que haya sido comprensivo con el desastre de nuestro pueblo: es mi gran
amigo Benito Mussolini.
Discurso de
Hitler, 1936.
ITALIA DE MUSSOLINI
1. Doctrina del fascismo italiano
«El fascismo, como toda
concepción política sólida, es acción y pensamiento (...). Es, pues, una
concepción espiritualista, nacida, también ella, de la reacción operada en este
siglo, contra el menguado y materialista positivismo del siglo xix; concepción
antipositivista, pero positiva, no escéptica ni agnóstica, ni pesimista, ni
tampoco pasivamente optimista como son, por regla general, las doctrinas (todas
ellas negativas) que colocan el centro de la vida fuera del hombre, el cual con
su libre voluntad puede y debe crearse su mundo. El fascismo quiere al hombre
activo y entregado con todas sus energías a la acción; le quiere varonilmente
consciente de las dificultades con que ha de tropezar, y dispuesto a
enfrentarse con ellas; concibe la vida como una lucha, persuadido de que al
hombre incumbe conquistar una vida que sea verdaderamente digna de él, creando
ante todo en su persona el instrumento (físico, moral, intelectual) necesario
para construirla. Y esto rige no sólo para el individuo, sino también para la
nación y para la humanidad. De aquí el gran valor de la cultura en todas sus
formas (arte, religión, ciencia) y la importancia grandísima de la educación.
De aquí también el valor esencial del trabajo, con el cual el hombre vence a la
naturaleza y plasma el mundo humano.»
(Benito Mussolini: Doctrina del fascismo, 1932.)
En: Prats, Historia
del Mundo Contemporáneo, Edit. Anaya, Madrid 1996. p. 85
2. El Estado fascista
«Poco a poco los
defectos desaparecen y el fascismo se presenta llamado a dirigir los destinos
del pueblo italiano. Es la fuerza nueva, que señala el advenimiento de los
tiempos nuevos. Llevamos esta soberbia confianza en nuestro espíritu, sentimos
que regula el ritmo de nuestro coraz6n y no ignoramos que con el fascismo
trabaja la juventud más sana, más bella, más ardiente de Italia (...)
Muy pronto los conceptos de fascismo de Italia se confundirán en un mismo
pensamiento. Porque nuestra fórmula, creación de un régimen político nuevo, es
la que sigue: "Todo en el Estado, todo por el Estado, nada fuera del
Estado”. Además, aportando a la vida todo lo que sería un grave error confinar
en la política, crearemos ( ) la generación nueva. Cada uno cumplirá un deber
determinado. A veces me sonríe la idea de ( ) la creación de clases: una clase
de guerreros presta a morir, una clase de jueces competentes y rectos, una
clase de gobernadores enérgicos y autoritarios, una clase de explotadores
inteligentes y atrevidos, una clase de soberbios capitanes de industria.
Únicamente por esta selección metódica y sistemática se crean las grandes
categorías, las cuales a su vez crean los grandes imperios.»
(Benito Mussolini: El
fascismo expuesto por Mussolini. Madrid, 1934.)
En: Prats, Historia
del Mundo Contemporáneo, Edit. Anaya, Madrid 1996. p. 85
3. La educación de la juventud
italiana
«El centro de
actividades de la GIL
(Giuventó Italiana del Littorio) estaba en la asamblea obligatoria de todos los
sábados por la tarde, desde las tres y media a las seis, durante el año
escolar, el llamado "sabato fascista". Todos los que asistían tenían
que vestir su uniforme: las chicas llevaban blusas blancas y faldas plisadas
negras, mientras que el uniforme de los chicos recordaba al de los Boy Scouts,
con la diferencia de que sus camisas y calcetines eran negros, y llevaban fez
en la cabeza.
La sesión comenzaba pasando lista y desfilando. Luego todos los jóvenes
realizaban ejercicios gimnásticos y otros ejercicios de grupo. Además, a los
chicos se les daba instrucción militar. En las ciudades más grandes estas
actividades se desarrollaban en terrenos próximos a los colegios, a los que
asistían los chicos durante la semana, y los instructores regulares de la GIL enseñaban también
educación física en el mismo colegio. La instalación de escuelas vecinales
(...) tendía a mantener separadas a las clases media y baja; sólo en las
comunidades más pequeñas se mezclaban con más libertad los chicos
pertenecientes a las diferentes clases sociales.»
En: Prats, Historia del Mundo
Contemporáneo, Edit. Anaya, Madrid 1996. p. 86
4. La guerra y la paz en la ideología
fascista de Mussolini – 1932
"Ante todo, el
fascismo, en lo que concierne en general al futuro y al desarrollo de la humanidad,
y dejando aparte toda consideración de política actual, no cree en la
posibilidad ni en la utilidad de la paz perpetua. Por esa razón rechaza el
pacifismo, el cual en el fondo esconde una renuncia a la lucha y una cobardía
ante el sacrificio. Únicamente la guerra lleva a su punto máximo de tensión
todas las energías humanas e imprime un sello de nobleza a los pueblos que
poseen la valentía de enfrentarse a ella. Las restantes experiencias son sólo
sucedáneos que no colocan nunca al hombre frente a él mismo, ante la
alternativa de la vida o la muerte. Es por ello que una doctrina que parta del
postulado previo de la paz es ajena al fascismo. Así como son aje nos al
fascismo, aunque se hayan aceptado por lo que puedan tener de útiles en ciertas
situaciones políticas, todas las construcciones internacionales y societarias,
las cuales, como bien ha demostrado la historia, pueden disgregarse en el
viento en cuanto que ciertos elementos sentimentales, ideales o prácticos,
agitan el corazón de los pueblos."
Mussolini, 1932
5. El Duce Mussolini declara la
guerra a Etiopía – 1935
"¡Camisas negras de
la revolución! ¡Hombres y mujeres de toda Italia! ¡Italianos, habitantes de
todas las regiones del mundo, más allá de las montañas y los océanos!
¡Escuchad!
Una hora solemne en la historia de la patria está a punto de sonar. Veinte
millones de italianos están en estos momentos reunidos en las plazas de Italia.
Es la más grande manifestación de toda la historia del género humano. Veinte
millones de italianos, pero un único corazón, una única voluntad, una sola
decisión. Esta manifestación demuestra que la identidad de Italia y el fascismo
es perfecta, absoluta e inalterable. Sólo cerebros reblandecidos en ilusiones
pueriles o aturdidos por la profunda de las ignorancias pueden pensar lo
contrario, porque ignoran lo que es la Italia fascista de 1935.
En la Sociedad
de Naciones, en vez de reconocer el justo derecho de Italia, se atreven a
hablar de sanciones. (...) Hasta que no se demuestre lo contrario, me niego a
creer que el pueblo de Gran Bretaña, el verdadero, quiera verter su sangre y
empujar a Europa por la vía de la catástrofe, por defender a un país africano,
universalmente reconocido como bárbaro e indigno de figurar entre los pueblos
civilizados.
Sin embargo, no podemos fingir ignorar las eventualidades del mañana. A las
sanciones económicas, nosotros responderemos con nuestra disciplina, con
nuestra sobriedad, con nuestro espíritu de sacrificio."
Discurso de
Mussolini difundido por radio el 2 de octubre de 1935
6. Manifiesto antibolchevique
Todo bolchevique es
enemigo de Italia
Es bolchevique:
Cualquiera que aspire al advenimiento de la dictadura soviético-comunista, que
es la disgregadora de las nacionalidades y de las razas y la realizadora del
odio de casta acumulado en el transcurso de los siglos; la forja de la mayor
injusticia humana tragigrotesca; la anulación de todo ideal social; la
resurrección de la, servidumbre de las inteligencias y la restauración de
métodos punitivos bárbaros que prohíben la libertad, la vida y el pensamiento.
Es Bolchevique:
Cualquiera que disminuya la victoria y la grandeza de Italia mediante
desconfianza irónica, la burla, el pesimismo; con las palabras, los actos, los
escritos.
Cualquiera que se emplee por todos los medios para retrasar el inevitable
renacimiento italiano en la industria, el comercio, las artes.
Cualquiera que sabotee las energías de resistencia de los ciudadanos.
Cualquiera que les haga padecer hambre por afán de lucro y porque goza de
impunidad.
Cualquiera que, sin tener aptitudes para ello, asume la responsabilidad de
ocupar altos cargos en el funcionamiento de la máquina estatal.
Cualquiera que se alegre de toda trasgresión de los derechos y de las
aspiraciones de la nación.
Cualquiera que, siendo miembro de todo poder establecido, no se inspire en la
libertad y no la respete en los demás.
Cualquiera que, guiado por sus intereses personales, atente, deformándolo,
contra el pensamiento de los apóstoles de cada sociedad.
Cualquiera que desconozca sistemáticamente los poderes intelectuales de quienes
colaboran en el rejuvenecimiento de la cultura y de las tradiciones
menoscabadas.
Cualquiera que no exalte, anime y sostenga por todos los medios los
descubrimientos estéticos y científicos.
Cualquiera que se alegre de su fosilización y de la de los demás en prejuicios
e ideas inadaptadas a nuestra época, que arde en fiebre de alcanzar el
porvenir.
Cualquiera que niegue a las masas evolucionadas la sanción de las aspiraciones
polítíco-socioeconómicas adecuadas para proporcionar esa independencia de
juicio y de movimiento que permitiría desarrollar su deseo de un porvenir mas
digno.
Es bolchevique:
Cualquiera que renuncie a los derechos y aspiraciones de las mayorías.
Cualquiera que forme parte de pandillas y "camorras", funestas para
el desarrollo de la nación.
Cualquiera que se obstine, contra los votos de desconfianza de la nación en
querer manipular los poderes del Estado.
Es bolchevique:
Cualquiera que no vea en el trabajo interrumpido y en la superproducción
industrial, la sola y única fuerza viva redentora de Italia.
Llevaremos a cavo una lucha sin tregua contra todos los Bolcheviques.
Fuente: París,
Orígenes del Fascismo “I Nemici d’Italia. Settimanale antibolscevico” (Milán),
Núm. 1, 10 de Agosto de 1919, p.1”
7. El fascismo, definido por
Mussolini
La crisis económica de
la posguerra, la frustración nacionalista, el temor de las clases dirigentes y
la debilidad de los partidos tradicionales ante el empuje socialista,
facilitaron el acceso al poder de Benito Mussolini y la implantación del
fascismo en Italia (1922-1945). Al margen de los gestos y de la retórica, el
fascismo fue un sistema político basado en la divinización del jefe, el partido
único con eliminación de toda oposición política, un nacionalismo a ultranza y
un corporativismo que, so pretexto de conciliar las clases sociales, sirvió los
intereses del gran capitalismo.
“El fascismo, como toda concepción política sólida, es acción y es pensamiento;
acción que tiene inmanente una doctrina, y doctrina que mientras emana de un
determinado sistema de fuerzas históricas, queda incorporada en el mismo, y en
él opera de dentro para fuera. Su forma es, pues, adaptable a las contingencias
de lugar y de tiempo, pero tiene a la vez un ideario que le eleva a la
categoría de fórmula de verdad en la historia superior del pensamiento. No hay
en el mundo fuerza alguna que obre espiritualmente como voluntad humana
dominadora de voluntades, sin un concepto no sólo de la realidad transeúnte y
particular sobre la cual es necesario obrar, sino también de la realidad
permanente y universal en la que la primera tiene su ser y su vida. Para
conocer a la humanidad hay que conocer al hombre, y para conocer al hombre es
necesario conocer la realidad y sus leyes. No existe concepto alguno del
Estado, que a la vez no sea fundamentalmente concepto de la vida: será
filosofía o intuición, será un sistema de ideas que se desarrolla en una
construcción lógica o se concentra en una visión o en una fe; pero siempre es,
al menos virtualmente, una concepción orgánica del mundo.
Según esto, el fascismo, en muchas de sus actitudes prácticas, como
organización de partido, como sistema de educación, como disciplina, no se
comprendería si no se mirase a la luz de su modo general de concebir la vida, a
saber, de un modo espiritual. El mundo, en el sentir del fascismo, no es este
mundo material que aparece en la superficie y en el que el hombre es un
individuo separado de todos los demás y con ser propio, y es gobernado por una
ley natural que instintivamente le lleva a vivir una vida de placer egoísta y
momentánea. El hombre del fascismo es un individuo que encarna en sí la nación
y la patria, sometido a una ley moral que ata a individuos y a generaciones,
vinculándolos a una tradición y a una misión que suprime el instinto de la vida
encerrada en el breve circuito del placer, para instaurar otra vida, en la
esfera del deber, una vida superior, sin límites de tiempo y de espacio, una
vida en la que el individuo, por medio de la propia abnegación, del sacrificio
de sus intereses particulares, de la muerte misma, realiza aquella existencia
totalmente espiritual en la que estriba su valía de hombre.
Es, pues, una concepción espiritualista, nacida, también ella, de la reacción
operada en este siglo, contra el menguado y materialista positivismo del siglo
XIX; concepción antipositivista, pero positiva; No escéptica, ni agnóstica, ni
pesimista, ni tampoco pasivamente optimista, como son, por regla general, las
doctrinas (todas ellas negativas) que colocan el centro de la vida fuera del
hombre, el cual con su libre voluntad puede y debe crearse su mundo. El
fascismo quiere al hombre activo y entregado con todas sus energías a la
acción: le quiere varonilmente consciente de las dificultades con que ha de
tropezar, y dispuesto a enfrentarse con ellas; concibe la vida como una lucha,
persuadido de que al hombre incumbe conquistar una vida que sea verdaderamente
digna de él, creando ante todo en su persona el instrumento (físico, moral,
intelectual) necesario para construirla. Y esto rige no sólo para cada
individuo, sino también para la nación y para la humanidad. De aquí el gran
valor de la cultura en todas sus formas (arte, religión, ciencia) y la
importancia grandísima de la educación. De aquí también el valor esencial del
trabajo, con el cual el hombre vence a la naturaleza y plasma el mundo humano
(económico, político, moral e intelectual).
BENITO MUSSOLINI.
Doctrina del fascismo (1932). En: WILLIAM EBENSTEIN: Los grandes pensadores
políticos. De Platón hasta hoy. Trad. de Enrique Tierno Galván (Madrid 1965),
Págs. 748-749.
8. Rechazo del socialismo marxista
Os digo que nos
opondremos con todas nuestras fuerzas a las tentativas de socialización, de
estatificación, de colectivización. Basta ya de socialismo de Estado. Tampoco
hemos de renunciar a la lucha, que quisiera llamar doctrinal, contra vuestras
doctrinas, que ni son verdaderas ni, sobre todo, son fatales.
Negamos que existan dos clases, porque existen muchas más; negamos que se pueda
explicar toda la historia humana por el determinismo económico.
Negamos vuestro internacionalismo, porque el internacionalismo es una mercancía
de lujo sólo asequible a los ricos, mientras el pueblo está desesperadamente
unido a la tierra natal.
Pero no es esto sólo. Nosotros afirmamos, basándonos en recientes e
irrecusables libros socialistas, que precisamente ahora comienza la verdadera
historia del capitalismo, pues este no es tan sólo, como decís, un sistema de
opresión, sino también una selección de valores, una coordinación de jerarquías
y un sentido más amplio de la responsabilidad personal. Hasta tal punto es esto
cierto que Lenin, después de haber instituido los consejos de fábricas, los
abolió y ha colocado en ellas a dictadores, después de haber nacionalizado el
comercio, lo hizo volver al régimen de libertad, y -vosotros que habéis estado
en Rusia lo sabéis- después de haber suprimido, incluso físicamente a los
burgueses, hoy los llama de todas partes, porque sin el capitalismo, sin sus
sistemas técnicos de producción, Rusia no se levantaría jamás.
Mussolini B., el Primer discurso a la Cámara, el día 2 de Junio e
1921. Recogido en el Espíritu de la Revolución Fascista,
Ed. Vizcaína, Bilbao, 1940, p. 56.
9. Anti-liberalismo fascista
Hemos sepultado el viejo
Estado democrático, liberal, agnóstico y paralítico, el viejo Estado que en
homenaje a los inmortales principios deja que la lucha de clases se convierta
en una catástrofe social. A este viejo Estado que enterramos con funerales de
tercera, lo hemos sustituido por el Estado corporativo y fascista, el Estado de
la sociedad nacional, el Estado que une y disciplina, que armoniza y guía los
intereses de todas las clases, igualmente tuteladas. Y mientras antes, en la
época del régimen demoliberal, la masa laboriosa miraba con desconfianza al
Estado, y estaba fuera de él, en contra de él, considerándolo cada día y cada
hora como un enemigo, hoy no existe un sólo trabajador italiano que no busque
su sitio en las Corporaciones, en las Federaciones, que no quiera ser una
molécula viva de ese grande, inmenso organismo que es el Estado nacional
corporativo fascista.
Mussolini B., Al
pueblo de Roma en el XXVIII octubre 1926. En Espíritu de la Revolución..., p 144.
HITLER:
EL ESTADO RACISTA
1. El Estado racista según Hitler
2. Invocaciones de los niños en las
comidas
3. Leyes de Nuremberg del 1 5 de
septiembre de 1 93 5
4. El Racismo Hitleriano
1.
El Estado racista según Hitler
«El Estado no es un fin
en sí mismo sino un medio. El Estado condiciona el desarrollo de una
civilización humana superior, pero no es la causa directa. Aquélla reside
esencialmente en la existencia de una raza apta para la civilización.
Nosotros los nacional-socialistas debemos establecer una distinción bien
marcada entre el Estado, que es el continente, y la raza, que es el contenido.
El continente no tiene razón de ser si no es capaz de conservar y de preservar
su contenido. También el fin supremo del Estado racista debe ser el asegurar la
conservación de los representantes de la raza primitiva, creadora de la
civilización que hace la belleza y el valor de una humanidad superior.
El Estado racista habrá cumplido su papel supremo de formador y educador cuando
haya grabado en el corazón de la juventud que le ha sido confiada, el espíritu
y el sentimiento de la raza. Es preciso que ni un solo muchacho o muchacha
pueda dejar la escuela sin estar plenamente instruido de la pureza de la sangre
(...).
Juzgamos que hasta hoy la civilización humana, todas las realizaciones del
arte, de la ciencia, y la técnica, son casi exclusivamente frutos del genio
creador del Ario. Lo que permite recíprocamente concluir que es el único
fundador de una humanidad superior y por consiguiente representa el prototipo
de lo que entendemos por la palabra "hombre" (...).
La existencia de tipos humanos inferiores ha sido siempre una condición previa
esencial para la formación de civilizaciones superiores(...). El (judío), en lo
que concierne a la civilizaci6n, contamina el arte y la literatura, envilece
los sentimientos naturales, oscurece todos los conceptos de belleza, de
dignidad.»
Hitler: Mi lucha, 1924.)
En: Prats, Historia
del Mundo Contemporáneo, Edit. Anaya, Madrid 1996. p. 87
2. Invocaciones de los niños en las
comidas
Antes de la comida:
«¡Fürher, mi Fürher, concedido a mí por el Señor!, ¡Protégeme y resguárdame
mientras viva!
Tú has salvado a Alemania de la más profunda aflicción. Hoy te doy gracias por
mi pan cotidiano.
Estate mucho tiempo junto a mí, no me desampares. ¡Fürher, mi Führer, mi fe y
mi luz!. Heil, mein Fürher.»
Después de la comida:
«Gracias a ti por esta generosa comida. ¡Protector de la juventud y de los
ancianos! Sé que tiene desvelos, pero no inquietudes. Estoy contigo día y
noche, descansa tu cabeza en mi regazo. ¡Ten, mi Fürher, la seguridad de que
eres grande!
¡Heil, mein Fürher!»
En: Prats, Historia del Mundo
Contemporáneo, Edit. Anaya, Madrid 1996. p.
3. Leyes de Nuremberg del 1 5 de
septiembre de 193 5
Se prohíben los
matrimonios entre judíos y súbditos de sangre alemana o asimilada.
Se prohíben las relaciones extramatrimoniales entre judíos y súbditos de sangre
alemana o asimilada.
Se prohíbe que los judíos contraten a empleadas de hogar de sangre alemana o
asimilada, mayores de cuarenta y cinco años.
Se prohíbe a los judíos enarbolar o engalanar con los colores alemanes
nacionales. En cambio pueden hacerlo con los colores judíos; el ejercicio de
este derecho está garantizado por el Estado.
(E.R. Tannenbaum: La
experiencia fascista. Sociedad y cultura fascistas.
Madrid, 1975.) En:
Prats, Historia del Mundo Contemporáneo, Edit. Anaya, Madrid 1996. p. 87
4. El racismo Hitleriano
«La política exterior
del Estado racista tiene que asegurar a la raza que abarca ese Estado los
medios de subsistencia, estableciendo una relación natural, vital y sano, entre
el aumento de su población y la extensión y la calidad del suelo que habita.
Sólo un territorio suficientemente amplio puede garantizar a un pueblo la
libertad de su vida (...). Hacía siglos que Rusia se había mantenido gracias al
núcleo germánico de sus esferas superiores, núcleo del cual se puede decir que
hoy está exterminado completamente. En su lugar se ha puesto el judío; pero así
como es imposible que el pueblo ruso sacuda por sí solo el yugo israelita, no
es menos imposible que los judíos logren sostener, a la larga, bajo su poder,
el gigantesco organismo ruso. El judío mismo no es elemento de organización,
sino fermento de descomposición. El coloso del Este está maduro para el
derrumbamiento. Y el fin de la dominación judaica en Rusia será al mismo tiempo
el fin de Rusia como Estado. Estamos predestinados a ser testigos de una
catástrofe que constituirá la prueba más formidable para la verdad de nuestra
teoría racista.»
Hitler: Mi lucha, 1924.)
En: Prats, Historia
del Mundo Contemporáneo, Edit. Anaya, Madrid 1996. p. 90.
Documento 98
El fascismo visto por Mussolini.
El fascismo niega que el número, por el sólo hecho de
ser número, pueda dirigir
las sociedades humanas; niega que este número pueda
gobernar gracias a una consulta
periódica. Afirma la desigualdad indeleble, fecunda,
bienhechora de los hombres, que
no es posible nivelar gracias a un hecho mecánico y
externo como el sufragio universal.
Se puede definir a los regímenes democráticos como
aquellos que dan al pueblo, de
tiempo en tiempo, la ilusión de la soberanía. La
soberanía efectiva reposa sobre otras
fuerzas, a veces irresponsables y secretas. La
democracia es un régimen sin rey, pero
que lo reemplaza por numerosos reyes, a veces más
exclusivos, más tiránicos, más
ruinosos que un rey tirano... El fascismo rechaza en
la democracia la absurda mezcla
convencional de la igualdad política, el hábito de
irresponsabilidad colectiva, el mito de
la felicidad y del progreso indefinido. Pero si la
democracia puede comprenderse de
manera diferente, si no significa agrupar al pueblo al
margen del Estado, el fascismo ha
podido ser definido por el que escribe estas líneas
como una democracia organizada,
centralizada y autoritaria.
(...) Ni agrupaciones (partidos políticos,
asociaciones, sindicatos), ni individuos
fuera del Estado (...). El fascismo quiere un Estado
fuerte, poderosamente organizado e
incluso apoyado sobre una amplia base popular. El
Estado fascista se atribuye también
el domino económico. Gracias a las instituciones
corporativas, sociales, económicas,
creadas por él, el influjo del Estado penetra hasta
los más lejanos tentáculos, mientras
que dentro del Estado circulan, encuadradas en sus
organizaciones respectivas, todas las
fuerzas políticas, económicas e intelectuales de la
nación.”.
MUSSOLINI, Benito: La Doctrina del
fascismo. 1930.
Documento 99
Catálogo de frases del fascismo.
• ¡Cree! ¡obedece! ¡lucha!
• Todo en el Estado, todo por el Estado, nada fuera del
Estado.
• ¡Nada se ha conseguido en la historia sin sangre!
• ¡ Mejor vivir un día como un león que cien años como
una cabra!
• ¡Quien tiene acero, tiene pan!
• ¡La guerra es para el macho como el parto para la
hembra!
• ¡Un minuto sobre el campo de batalla es mejor que toda
una vida de paz!
Documento 100
Manifiesto de intelectuales fascistas en 1925.
El fascismo es un movimiento reciente y antiguo del
espíritu italiano,
íntimamente ligado a la historia de la nación
italiana, no desprovisto, sin embargo, de
significación e interés para las demás naciones. Sus
orígenes próximos se remontan a
1919, cuando alrededor de Benito Mussolini se reunió
un puñado de hombres, de vuelta
de las trincheras y resueltos a combatir enérgicamente
la política democrática y
socialista entonces dominante.
Esta política no veía en la guerra, de la que el
pueblo italiano salía victorioso,
pero extenuado, más que las inmediatas consecuencias
materiales, y olvidaba, cuando
no lo negaba absolutamente, su valor moral; la
presentaba a los italianos desde una
óptica pobremente individualista, como una suma de
sacrificios, de los que cada uno
debía ser recompensado en proporción a las pérdidas
sufridas, de ahí la presuntuosa y
amenazante oposición entre los ciudadanos y el Estado,
un rechazo de la autoridad de
este Estado, una disminución del prestigio del Rey y
del ejército, símbolos de la
Nación
superior a los individuos y a las categorías
particulares de los ciudadanos. (...)
Como consecuencia, el fascismo fue en sus orígenes un
movimiento político y
moral. Él comprendió y preconizó la política como el
lugar de abnegación y de
sacrificio del individuo a una idea donde pueda
encontrar la razón de su vida, su libertad
y todos sus derechos, idea que es la Patria en tanto que ideal
que se realiza en la historia
sin agotarse jamás.
Manifiesto de los
intelectuales fascistas (1925)
1919
|
* Benito Mussolini
(1883-1945) funda los “Fascios Italianos de Combate”:
movimiento de carácter nacionalista, antiliberal conformado por sindicalistas
y socialistas revolucionarios (clases medias).
* Organizó grupos milicianos
(“camisas negras”) como un cuerpo paramilitar encargado de reprimir a obreros
urbanos.
* El partido fascista
participa en las elecciones siendo derrotados por los socialistas.
|
AÑO
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ACONTECIMIENTOS
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1921
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* El 7 de noviembre Mussolini
fundó el Partido Nacional Fascista cuyos fundamentos fueron el combate
al socialismo y al sistema liberal parlamentario.
* En las elecciones el
Partido Fascista obtiene 35 escaños parlamentarios.
* Mussolini se convirtió en Duce
(jefe).
* Los fascios comienzan una
reacción violenta en contra de obreros y sectores marxistas.
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1922
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