El fascismo europeo de entreguerras fue un movimiento de corte conservador, pero se distingue de los regímenes conservadores clásicos en los siguientes aspectos: 1) su capacidad de movilización social; 2) su rechazo casi visceral hacia cualquier expresión del Estado liberal; 3) su esfuerzo por penetrar todos los niveles de la sociedad y controlar toda expresión política, social, gremial, etc. y 4) su compromiso con un Estado fuerte. Las metas del fascismo fueron la destrucción de la izquierda, la paralización de la capacidad de movilización autónoma de la clase obrera y la exaltación y expansión de la nación.
Las influencias ideológicas más destacadas sobre la doctrina fascista fueron el nacionalismo de tipo conservador, incluyendo la idea del derecho de la nación a la expansión territorial, el concepto de la ‘razón pura’, el antimarxismo y un sentido de religiosidad (...) También el fascismo fue influido por una versión vulgar de la teoría de la evolución de Darwin que postula una lucha interminable entre hombre y entre naciones. En parte proviene de aquí el culto de la violencia que caracteriza al fascismo, porque representa la voluntad de la nación o de la ‘raza’ para sobrevivir. Es menester destacar el papel que juega el líder en un movimiento fascista. Mussolini (el Duce) y Hitler (el Führer) representaron el Estado mismo, pretendiendo interpretar ‘la voluntad de la Nación’. (...)
El fascismo instauró el principio autoritario del Estado, y en lo interno se caracterizó por el ejercicio omnímodo del poder, suprimiendo la actividad de todos los partidos políticos y la libertad de prensa. Emprendió una campaña de persecución sistemática de los opositores a la doctrina oficial del Estado. En el caso de Italia, en lo social y económico sintetizó sus principios en la Carta del Lavoro de 1927, y a partir de 1930 puso en marcha el Estado corporativo.
En cuanto a la base social de fascismo, hay que subrayar que fue una articulación policlasista y contradictoria. Los dirigentes del fascismo italiano y el nazismo alemán solían proceder de las capas de profesionales liberales de la burguesía media. Algunos enrolados en movimientos nítidamente de derecha antes del surgimiento del fascismo. (...) hubo en esos primeros años una participación activa de soldados veteranos de la Primera Guerra Mundial, quienes en muchos casos formaron los grupos de choque del fascismo contra el movimiento obrero y los socialistas y comunistas. Al principio, estos grupos operaban con mucha independencia y constituían el ala radicalizada del movimiento; después de llegar al poder, fueron incorporados al Estado o, en algunos casos, liquidados por la propia dirigencia fascista por constituir un desafío al control total del partido único.
El fascismo en Europa fue apoyado desde sus inicios por la clase media urbana y rural, que se sintió amenazada por la organización y acreciente poder de la clase obrera, así como por la crisis económica que afectó muy seriamente a Europa en los años 1918-1921, y nuevamente en 1929-1935. Tampoco hay que olvidar la participación relativamente importante de algunos sectores obreros. En Italia, el pasado socialista de Mussolini, el patriotismo todavía vigente al comienzo de la década de los veinte y el hecho de que algunos sectores del proletariado italiano fueran de formación reciente ayudan a explicar la presencia obrera en las filas del fascismo. El Alemania, la desintegración de la República de Weimar y el fracaso de una revolución socialista en 1919-1920 dejaron al movimiento obrero sin fuerzas para resistir el nazismo(...) El apoyo del empresariado y de las Fuerzas Armadas en general se destacó cuando el fascismo estaba en el gobierno, ocupando lugares significativos y acumulando importante poder dentro del régimen.”
(Di Tella y otros. Diccionario de ciencias sociales y políticas. Ed. Emecé. Bs. As., 2001 p. 269, 270)
"La Italia de posguerra se vió agitada por fuentes tensiones sociales debido al gran nùmero de desocupados y al impulso que cobró la actividad sindical. Los años 1919 y 1920 fueron llamados el 'bienio rojo', por la proliferación de huelgas, ocupaciones de fábricas y grandes propiedades rurales, alentadas por las organizaciones socialistas. Al mismo tiempo, creció notablemente el número de los afiliados a los partidos de izquierda como el Socialista y el Comunista.
Los sectores más poderosos de la burguésía industrial y los terratenientes sintieron sus intereses amenazados. También había preocupación entre los sectores medios urbanos y rurales. Sus ingresos, disminuían por la inflación y al aumento de los impuestos. Su nivel de vida desmejoraba, al tiempo que veían que los obreros industriales obtenían mayores salarios.
Tanto la alta burguesía como los sectores medios aspiraban a mantener el orden social capitalista. En este contexto emergió la figura pública de Benito Mussolini, quien creó una organización -los fasci de combattimento- que se proponía servir de barrera ante el avance político y sindical de los socialistas.
Entre 1922 y 1925, Mussolini, con el apoyo del Partido Nacional Fascista, llegó a controlar totalmente el poder. Mantuvo la monarquía pero liquidó las instituciones de la democracia parlamentaria e instauró un régimen autoritario. los partidos políticos opositores fueron disueltos, se estableció la censura a la prensa, se instauró la pena de muerte y se prohibó y persiguió toda actividad sindical no fascista. El Estado fascista impulsó una nueva organización sindical, un sistema coporativo basado en la 'colaboración entre las clases', en el cual el Estado se reservó el papel de árbitro en los conflictos de intereses entre obreros y empresarios. La transformación del régimen culminó en 1939, cuando se suprimió la Cámara de Diputados y la representación política fue asumida por la Cámara de los fascios y las corporaciones."
(Historia. El mundo contemporáneo. Ed. Aiqué. Bs. As. 2005. p. 131)
“Las clases medias italianas continuaban abandonando en masa al Partido Liberal, quejándose amargamente de que los lugares comunes, viejos y gastados, del liberalismo político no daban respuesta a los problemas. Y, encima el índice de inflación se disparó en Italia: el índice de precios al por mayor (1913 – 100) pasó de 413 en 1918 a 591 en 1920, con efectos devastadores sobre los salarios, las pensiones y los ahorros. Como sucedería al cabo de tres años en Alemania, los trabajadores no manuales fueron los más afectados, y la clase media italiana en su conjunto se puso cada vez más nerviosa debido al nivel de violencia callejera. El miedo a una revolución comunista aumentaba a medida que disminuía la confianza en el orden político establecido.
(...) Frustrados por el fracaso de los partidos liberales tradicionales, pusieron sus ojos en un periodista y antiguo miembro del PSI (Partido Socialista Italiano), Benito Mussolini, quien, después de alcanzar un éxito profesional notable como director del periódico socialista Avanti!, había roto impulsivamente con el PSI en 1914 por estar a favor de la intervención de Italia en la primera guerra mundial. Al término de la guerra en Europa, Mussolini había adoptado los aires de nacionalismo agresivo del fundador y cabecilla de los Fasci di Combattimento (los fascistas), que ofrecían a los campesinos la reforma agraria, además de la abolición del Senado y la convocatoria de una nueva asamblea constituyente. Ninguna de estas propuestas era novedosa. Lo que sí era novedoso era la cantidad de bandas armadas que recorrían las ciudades y cambos de Italia, bajo el nuevo signo del fascismo, reclutando adeptos con un especial éxito en las capitales regionales.
(...) el rey invitó a Mussolini a unirse a un gobierno de coalición en calidad de primer ministro en octubre de 1922.
(...) El hundimiento de la democracia en Italia se produjo mucho antes que en Alemania –o en España- a pesar de que Italia había ganado la guerra, pero determinados elementos del caso italiano se repetirían en el hundimiento de la democracia liberal en esos dos países, y también amenazarían a las democracias más consolidadas de Francia y Gran Bretaña: la frustración y el empobrecimiento de la clase media; el paro entre los trabajadores de las ciudades; las ansias de tierra del campesinado; y una desilusión cada vez mayor con la tan cacareada extensión de la democracia. Al fin y al cabo, la obtención del derecho al voto no solucionó los problemas de los menos privilegiados de la sociedad. Además, los grupos favorecidos por las estructuras políticas del siglo XIX –las clases media y alta- sintieron un temor y un resentimiento crecientes con la extensión del sufragio. El desplome de la economía a finales de los años veinte reavivaría las tensiones en Europa que ya habían destruido la democracia en Italia a principios de la década.”
(Briggs, Asa y Clavin, Patricia – “Historia contemporánea de europa. 1789-1989”. Ed Crítica. Barcelona, 1997. pp. 261 – 264)
“El fascismo es el capitalismo que rechaza sus orígenes liberales para adaptar la estructura social de producción a aquellas circunstancias en que la idea liberal sería política, económica y socialmente fatal para la idea capitalista.” Laski
“El fascismo (...) adopta posturas antirracionalistas, desconfiando de la razón y exaltando los elementos irracionales de la conducta, los sentimientos intensos, el fanatismo. En esta idea irracionalista se desenvuelven los dogmas, las ideas indiscutibles como la superioridad de la raza o el jefe.”
(Antonio Fernández - “Historia Contemporánea”)
Documentos
“La escuela debe ser cada vez más fascista. No debe creerse nunca que se da a la enseñanza una orientación demasiado fascista ... Cuando se trata de fascismo, me gustan los excesos ... Se dirá tal vez que la geografía y las matemáticas no son políticas por naturaleza. Desde la tarima algunas palabras, una entonación, una alusión, un juicio o un dato estadístico bastan al profesor para crear una duda, para hacer política. Por ello un profesor de matemáticas tiene un papel político y debe ser fascista ...” (Mussolini, 1933)
“Para el fascista todo está en el Estado y nada de humano o espiritual existe, y mucho menos tiene valor, fuera del Estado. En ese sentido el Fascismo es totalitario, y el Estado fascista, síntesis y unidad de todos los valores, interpreta, desarrolla y fortifica toda la vida del pueblo.”
“Nuestra fórmula es esta: Todo en el Estado, nada fuera del Estado, nada contra el Estado.”
“En la silenciosa coordinación de todas las fuerzas bajo las órdenes de uno solo, está el secreto perenne de toda victoria.”
“La concepción fascista está en contra del liberalismo (...) El liberalismo negaba al Estado en los intereses del individuo particular; el fascismo reafirma al Estado como realidad verdadera del individuo (...) el fascismo es partidario de la libertad. Y de la sola y única libertad que puede ser cosa seria, de la libertad del Estado y del individuo dentro del Estado.”
“El fascismo niega el número, por el simple hecho de ser número, pueda dirigir las sociedades humanas; niega que este número pueda gobernar a través de una consulta periódica; afirma la desigualdad irremediable y fecunda y benéfica de los hombres que no se pueden nivelar a través de un hecho mecánico y extrínseco como es el sufragio universal.”
“El Estado Fascista es una voluntad de potencia y de imperio. (...) Para el Fascismo la tendencia al imperio, o sea la expansión de las naciones, es un signo de vitalidad, lo contrario es un síntoma de decadencia.”
“La violencia no es inmoral. Algunas veces es incluso moral. Negamos a nuestros enemigos el derecho a lamentarse de nuestra violencia, (...)
(...) yo no creo en la paz perpetua; más aún, la creo deprimente y negadora de las virtudes fundamentales del hombre, que sólo en el esfuerzo cruento se revelan a la plena luz del sol.”
(Textos de Benito Mussolini)
“Nuestra fórmula es esta: Todo en el Estado, nada fuera del Estado, nada contra el Estado.”
“En la silenciosa coordinación de todas las fuerzas bajo las órdenes de uno solo, está el secreto perenne de toda victoria.”
“La concepción fascista está en contra del liberalismo (...) El liberalismo negaba al Estado en los intereses del individuo particular; el fascismo reafirma al Estado como realidad verdadera del individuo (...) el fascismo es partidario de la libertad. Y de la sola y única libertad que puede ser cosa seria, de la libertad del Estado y del individuo dentro del Estado.”
“El fascismo niega el número, por el simple hecho de ser número, pueda dirigir las sociedades humanas; niega que este número pueda gobernar a través de una consulta periódica; afirma la desigualdad irremediable y fecunda y benéfica de los hombres que no se pueden nivelar a través de un hecho mecánico y extrínseco como es el sufragio universal.”
“El Estado Fascista es una voluntad de potencia y de imperio. (...) Para el Fascismo la tendencia al imperio, o sea la expansión de las naciones, es un signo de vitalidad, lo contrario es un síntoma de decadencia.”
“La violencia no es inmoral. Algunas veces es incluso moral. Negamos a nuestros enemigos el derecho a lamentarse de nuestra violencia, (...)
(...) yo no creo en la paz perpetua; más aún, la creo deprimente y negadora de las virtudes fundamentales del hombre, que sólo en el esfuerzo cruento se revelan a la plena luz del sol.”
(Textos de Benito Mussolini)
mmmmmm q feo cambienla informacion
ResponderEliminarBuen blog , me ha servido muchoooooo
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