La Segunda Guerra Mundial. textos.
“Más que cualquier otro conflicto, la Segunda Guerra Mundial ha sido, en conformidad con las teorías de Gaston Bouthoul, ‘el más violentamente espectacular de todos los fenómenos sociales ... que señaló un momento crucial de la historia’. Si en algunos aspectos parecía el desquite o la continuación de la ‘Gran Guerra’ de 1914-18, de hecho difirió profundamente en lo esencial:
Primeramente por su extensión. Se combatió en casi toda la superficie del planeta: en las glaciales aguas de Spitzberg y en las ardientes arenas del Sahara, en las montañas de los Alpes y en la jungla birmana, en la rada de Montevideo y en los atolones del Pacífico, en las orillas del Volga y en las del río Amarillo. Todo sucedió como si un inmenso cataclismo social sacudiera a la humanidad entera, unida por primera vez en un mismo trágico destino.
Luego, por su ‘totalidad’. Cualesquiera que fueran los regímenes políticos y sociales, los beligerantes, con métodos diferentes pero conducentes al mismo fin, movilizaron todas sus poblaciones y todas sus economías; no sólo reclutaron gigantescos ejércitos –más de 60 millones de hombres pelearon entre ellos-, sino que, de grado o por la fuerza, pusieron a trabajar en las fábricas, arsenales y astilleros a todos los que no eran soldados, mujeres incluídas; sólo en Estados Unidos, 50 millones de trabajadores. La influencia se extendió a los cerebros; una intensa propaganda empleando nuevas técnicas, como la radio, fue lo suficientemente poderosa para neutralizar en los vencidos, Alemania o Japón, cualquier derrotismo hasta la víspera de la capitulación, o para convencer a las poblaciones sojuzgadas de que podrían contribuír a su liberación a pesar de estar desarmadas. A causa de esto, la misma ciencia fue alistada; el extraordinario falansterio de sabios, originarios de todos los países, que fabricaron la bomba atómica en Estados Unidos, es un hecho sin precedentes en la historia. El enfrentamiento fue militar sin que la diplomacia perdiera todos sus derechos; pero también, o quizá sobre todo, económico e ideológico, hasta el punto de continuar incluso en los campos de concentración nazis.
La inmensidad de la lucha, los progresos en el armamento y las doctrinas que exasperaron los fanatismos, explican las gigantescas destrucciones.”
(Michel, H. “La segunda Guerra Mundial”)
“Hasta ese momento los éxitos alemanes han sido fulminantes. En pocos días, en septiembre de 1939, han ocupado Polonia; con paracaidistas han bloqueado Noruega, aunque de formas menos segura; en dos semanas de mayo de 1940 han hundido la resistencia de tres naciones: Holanda, Bélgica y Francia. Pero hasta entonces se había desplazado el ejército alemán a través de zonas próximas, de comunicaciones seguras con Alemania. A partir del verano de 1940 los frentes son más lejanos y las dificultades crecen. En julio se auguraba a Inglaterra dos meses de resistencia. Nombrado primer ministro, Churchill se presenta al Parlamento con un discurso famoso, ‘Sangre, sudor y lágrimas’, lo único que en ese momento podía ofrecer. La batalla de Inglaterra (verano de 1940) es una lucha por el control aéreo. Los alemanes pudieron destruir con bombardeos algunas poblaciones, como Coventry, pero no consiguieron abatir la potencia aérea inglesa, con lo que resultaba imposible intentar el paso del canal. Finalmente Hitler abandona su intento para concentrar sus planes nuevamente en el Este, en Rusia.
Otros dos frentes se abren: el Norte de África y los Balcanes. En el Mediterráneo los ingleses disfrutaban de ventajas notorias, por sus bases y su flota. Los italianos son derrotados en Tobruk. En los Balcanes el desembarco inglés en Grecia y los avances alemanes en Yugoslavia provocan un segundo Dunkerque, una nueva retirada inglesa hacia el mar.”
(Fernández, Antonio – “Historia del mundo contemporáneo”. Ed. Vicens Vives. pp. 368, 369)
“A fines del mes de junio de 1941, el teatro de operaciones se amplió. El hecho de que la U.R.S.S. estuviese a partir de ahora implicada en el conflicto cambiaba totalmente las cosas. Por su demografía, por su espacio, por sus recursos, la Unión Soviética es un país completamente diferente al resto de los europeos. Y sobre todo, la guerra relámpago corría el resto de ser ineficaz, desde el mismo momento en que una pocas semanas no bastaban para eliminar la resistencia enemiga. Pues bien, el Ejército Rojo resistió perfectamente hasta el invierno de 1941-1942. Así, Alemania se vió forzada a utilizar todos los medios políticos, militares, demográficos y económicos a su alcance para poder continuar los combates. Cuando en diciembre de 1941 los Estados Unidos entraron en el conflicto, la guerra adquirió un tinte decididamente planetario.”
(Brunet y Launay, “De una guerra a otra. 1914-1945” Ed. Akal. España 1991. p. 266)
La guerra según los nazis:
Primeramente por su extensión. Se combatió en casi toda la superficie del planeta: en las glaciales aguas de Spitzberg y en las ardientes arenas del Sahara, en las montañas de los Alpes y en la jungla birmana, en la rada de Montevideo y en los atolones del Pacífico, en las orillas del Volga y en las del río Amarillo. Todo sucedió como si un inmenso cataclismo social sacudiera a la humanidad entera, unida por primera vez en un mismo trágico destino.
Luego, por su ‘totalidad’. Cualesquiera que fueran los regímenes políticos y sociales, los beligerantes, con métodos diferentes pero conducentes al mismo fin, movilizaron todas sus poblaciones y todas sus economías; no sólo reclutaron gigantescos ejércitos –más de 60 millones de hombres pelearon entre ellos-, sino que, de grado o por la fuerza, pusieron a trabajar en las fábricas, arsenales y astilleros a todos los que no eran soldados, mujeres incluídas; sólo en Estados Unidos, 50 millones de trabajadores. La influencia se extendió a los cerebros; una intensa propaganda empleando nuevas técnicas, como la radio, fue lo suficientemente poderosa para neutralizar en los vencidos, Alemania o Japón, cualquier derrotismo hasta la víspera de la capitulación, o para convencer a las poblaciones sojuzgadas de que podrían contribuír a su liberación a pesar de estar desarmadas. A causa de esto, la misma ciencia fue alistada; el extraordinario falansterio de sabios, originarios de todos los países, que fabricaron la bomba atómica en Estados Unidos, es un hecho sin precedentes en la historia. El enfrentamiento fue militar sin que la diplomacia perdiera todos sus derechos; pero también, o quizá sobre todo, económico e ideológico, hasta el punto de continuar incluso en los campos de concentración nazis.
La inmensidad de la lucha, los progresos en el armamento y las doctrinas que exasperaron los fanatismos, explican las gigantescas destrucciones.”
(Michel, H. “La segunda Guerra Mundial”)
“Hasta ese momento los éxitos alemanes han sido fulminantes. En pocos días, en septiembre de 1939, han ocupado Polonia; con paracaidistas han bloqueado Noruega, aunque de formas menos segura; en dos semanas de mayo de 1940 han hundido la resistencia de tres naciones: Holanda, Bélgica y Francia. Pero hasta entonces se había desplazado el ejército alemán a través de zonas próximas, de comunicaciones seguras con Alemania. A partir del verano de 1940 los frentes son más lejanos y las dificultades crecen. En julio se auguraba a Inglaterra dos meses de resistencia. Nombrado primer ministro, Churchill se presenta al Parlamento con un discurso famoso, ‘Sangre, sudor y lágrimas’, lo único que en ese momento podía ofrecer. La batalla de Inglaterra (verano de 1940) es una lucha por el control aéreo. Los alemanes pudieron destruir con bombardeos algunas poblaciones, como Coventry, pero no consiguieron abatir la potencia aérea inglesa, con lo que resultaba imposible intentar el paso del canal. Finalmente Hitler abandona su intento para concentrar sus planes nuevamente en el Este, en Rusia.
Otros dos frentes se abren: el Norte de África y los Balcanes. En el Mediterráneo los ingleses disfrutaban de ventajas notorias, por sus bases y su flota. Los italianos son derrotados en Tobruk. En los Balcanes el desembarco inglés en Grecia y los avances alemanes en Yugoslavia provocan un segundo Dunkerque, una nueva retirada inglesa hacia el mar.”
(Fernández, Antonio – “Historia del mundo contemporáneo”. Ed. Vicens Vives. pp. 368, 369)
“A fines del mes de junio de 1941, el teatro de operaciones se amplió. El hecho de que la U.R.S.S. estuviese a partir de ahora implicada en el conflicto cambiaba totalmente las cosas. Por su demografía, por su espacio, por sus recursos, la Unión Soviética es un país completamente diferente al resto de los europeos. Y sobre todo, la guerra relámpago corría el resto de ser ineficaz, desde el mismo momento en que una pocas semanas no bastaban para eliminar la resistencia enemiga. Pues bien, el Ejército Rojo resistió perfectamente hasta el invierno de 1941-1942. Así, Alemania se vió forzada a utilizar todos los medios políticos, militares, demográficos y económicos a su alcance para poder continuar los combates. Cuando en diciembre de 1941 los Estados Unidos entraron en el conflicto, la guerra adquirió un tinte decididamente planetario.”
(Brunet y Launay, “De una guerra a otra. 1914-1945” Ed. Akal. España 1991. p. 266)
La guerra según los nazis:
Hitler:” Si puedo enviar a la flor del pueblo alemán al infierno de la guerra sin la menor piedad por la efusión de la preciosa sangre alemana, sin duda tengo el derecho de suprimir a millones de seres de una raza inferior que prolifera como los gusanos.” (Crouzet, p. 496)
Himmler en 1943: “Lo que ocurra a un ruso o a un checo no me interesa lo más mínimo ... que las naciones vivan en prosperidad o mueran de hambre solo me importa en la medida en que nosotros las necesitamos como esclavas de nuestra cultura; si no es así no me interesan en absoluto. Si 10000 mujeres rusas caen agotadas al cavar una fosa anticarro, el hecho sólo me importa en cuanto la fosa anticarro ha sido terminada para uso de Alemania.” (Crouzet, 504)
Himmler en 1943: “Lo que ocurra a un ruso o a un checo no me interesa lo más mínimo ... que las naciones vivan en prosperidad o mueran de hambre solo me importa en la medida en que nosotros las necesitamos como esclavas de nuestra cultura; si no es así no me interesan en absoluto. Si 10000 mujeres rusas caen agotadas al cavar una fosa anticarro, el hecho sólo me importa en cuanto la fosa anticarro ha sido terminada para uso de Alemania.” (Crouzet, 504)
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