“Hay un cuadro de Klee (1920) que se titula Ángelus Novus. Se ve en él a un Ángel al parecer en el momento de alejarse de algo sobre lo cual clava su mirada. Tiene los ojos desencajados, la boca abierta y las alas tendidas. El ángel de la Historia debe tener ese aspecto. Su cara está vuelta hacia el pasado. En lo que para nosotros aparece como una cadena de acontecimientos, él ve una catástrofe única, que acumula sin cesar ruina sobre ruina y se las arroja a sus pies. El ángel quisiera detenerse, despertar a los muertos y recomponer lo despedazado. Pero una tormenta desciende del Paraíso y se arremolina en sus alas y es tan fuerte que el ángel no puede plegarlas… Esta tempestad lo arrastra irresistiblemente hacia el futuro, al cual vuelve las espaldas mientras el cúmulo de ruinas sube ante él hacia el cielo. Tal tempestad es lo que llamamos progreso”. (Walter Benajamin)
jueves, 29 de abril de 2010
jueves, 22 de abril de 2010
Nazismo
"A Hitler se le abrieron las puertas del poder político ilimitado cuando lo nombraron canciller el 30 de enero de 1933. (...)
Al mismo tiempo que la oposición estaba dividida tras el nombramiento de Hitler como canciler, el incendio del Reichstag (27 de febrero de 1933) y los jóvenes matones de Hitler impregnaban de terror la atmósfera, lo cual facilitó al NSDAP la aprobación de una ley de plenos poderes (23 de marzo de 1933) y el inicio del proceso de Gleichschaltung: la 'coordinación' de la sociedad alemana, en virtud de la cual todo quedó bajo el dominio de los nacional-socialistas, hasta las boleras y las asociaciones de apicultores. En su avance hacia el poder absoluto, el NSDAP concentró sus energías en eliminar lo que quedaba en pie de la constitución de Weimar y crear un estado totalitario dominado por un líder absoluto, en el que la economía, la sociedad y la cultura estaría coordinadas bajo la férula de un partido único y un gobierno subordinado al partido.
Hitler utilizó la violencia, además del imperio de la ley, para eliminar a la oposición. A finales de enero de 1933, los nacionalsocialistas emprendieron el ataque legal y material, con la ayuda de las SA (Sturmabteilung) de Röhm, contra el Partido Comunista Alemán. El SPD y el movimiento sindical alemán pronto se vieron envueltos en la asfixiante red, y el 14 de juliio el NSDAP era ya el único partido legal de Alemania. Para quines estaban vinculados a partidos de izquierdas o de centro en Alemania, enero de 1933 marcó el inicio de años de cárcel, exilio o temor a ser descubiertos (...)"
(Briggs, Asa y Clavin, Patricia - "Historia Contemporánea de Europa". Ed. Crítica. Barcelona, 1997. pp. 296, 297)
“… la política económica del III Reich tiene dos tiempos que responden a la política exterior y a la coyuntura económica…[el primero 1933-1936] da una primacía total al estado que regula los precios y salarios, combate el paro con la creación de nuevos puestos de trabajo en la burocracia y la promoción de obras públicas…, desarrolla la industria de armamentos… La política de autarquía (1936-1939)… se pone el máximo empeño en aprovechar todos los recursos del suelo y del subsuelo… La autarquía exige cubrir las necesidades industriales con el petróleo sintético, las fibras textiles artificiales… [ no se] logró incrementar la producción de acuerdo a las necesidades. La salida desesperada será la conquista y la guerra.(J. M. Palomares: “Historia del mundo contemporáneo”Ed. Anaya, p. 471)
Los grandes empresarios y el nazismo
“La economía tiene necesidad de un desarrollo sano y progresivo. Los numerosos partidos políticos luchaban entre si en el más completo desorden... Quienes integramos la firma Krupp no somos idealistas sino realistas. Teníamos la impresión de que Hitler nos ofrecería la posibilidad de un desarrollo auténtico. Por lo demás lo ha llevado a cabo. Al principio votamos por el partido populista, pero los conservadores no podían gobernar el país; eran muy débiles. En esta lucha por el pan y el poder, teníamos necesidad de ser guiados por una, mano fuerte y dura; la de Hitler lo era. Tras los años transcurridos bajo su mando nos sentimos satisfechos.He dicho que ignoraba por completo el exterminio de los judíos y he añadido: “Cuando se compra un buen caballo, no se repara en ciertos defectos”(A. Krupp en el proceso de Nuremberg)
el racismo
"Hay verdades que están tan a la vista de todos que, precisamente por eso, el vulgo no las ve
o por lo menos no las reconoce. Así peregrinan los hombres en el jardín de la Naturaleza y se
imaginan saberlo y conocerlo todo pasando, con muy pocas excepciones, como ciegos junto a uno
de los más salientes principios de la vida; el aislamiento de las especies entre sí.
Basta la observación más superficial para demostrar cómo las innumerables formas de la
voluntad creadora de la Naturaleza están sometidas a la ley fundamental inmutable de la
reproducción y multiplicación de cada especie restringida a sí misma. Todo animal se apareja con
un congénere de su misma especie. Sólo circunstancias extraordinarias pueden alterar esa ley. Todo cruzamiento de dos seres cualitativamente desiguales da un producto de término medio entre el valor cualitativo de los padres; es decir que la cría estará en nivel superior con respecto a aquel elemento de los padres que racialmente es inferior, pero no será de igual valor cualitativo que el elemento racialmente superior de ellos.
También la historia humana ofrece innumerables ejemplos en este orden; ya que demuestra
con asombrosa claridad que toda mezcla de sangre aria con la de pueblos inferiores tuvo por
resultado la ruina de la raza de cultura superior. La América del Norte, cuya población se compone en su mayor parte de elementos germanos, que se mezclaron sólo en mínima escala con los pueblos de color, racialmente inferiores, representa un mundo étnico y una civilización diferentes de lo que son los pueblos de la América Central y la del Sur, países en los cuales los emigrantes, principalmente de origen latino, se mezclaron en gran escala con los elementos aborígenes. Este solo ejemplo permite claramente darse cuenta del efecto producido por la mezcla de razas.
El elemento germano de la América del Norte, que racialmente conservó su pureza, se ha convertido en el señor del Continente americano y mantendrá esa posición mientras no caiga en la ignominia de mezclar su sangre.
Todo cuanto hoy admiramos –ciencia y arte, técnica e inventos- no es otra cosa que el
producto de la actividad creadora de un número reducido de pueblos y quizá, en sus orígenes, de un solo pueblo. Todas las grandes culturas del pasado cayeron en la decadencia debido sencillamente a que la raza de la cual habían surgido envenenó su sangre."
(Hitler - "Mi lucha" 1924-1926)
el racismo
"Hay verdades que están tan a la vista de todos que, precisamente por eso, el vulgo no las ve
o por lo menos no las reconoce. Así peregrinan los hombres en el jardín de la Naturaleza y se
imaginan saberlo y conocerlo todo pasando, con muy pocas excepciones, como ciegos junto a uno
de los más salientes principios de la vida; el aislamiento de las especies entre sí.
Basta la observación más superficial para demostrar cómo las innumerables formas de la
voluntad creadora de la Naturaleza están sometidas a la ley fundamental inmutable de la
reproducción y multiplicación de cada especie restringida a sí misma. Todo animal se apareja con
un congénere de su misma especie. Sólo circunstancias extraordinarias pueden alterar esa ley. Todo cruzamiento de dos seres cualitativamente desiguales da un producto de término medio entre el valor cualitativo de los padres; es decir que la cría estará en nivel superior con respecto a aquel elemento de los padres que racialmente es inferior, pero no será de igual valor cualitativo que el elemento racialmente superior de ellos.
También la historia humana ofrece innumerables ejemplos en este orden; ya que demuestra
con asombrosa claridad que toda mezcla de sangre aria con la de pueblos inferiores tuvo por
resultado la ruina de la raza de cultura superior. La América del Norte, cuya población se compone en su mayor parte de elementos germanos, que se mezclaron sólo en mínima escala con los pueblos de color, racialmente inferiores, representa un mundo étnico y una civilización diferentes de lo que son los pueblos de la América Central y la del Sur, países en los cuales los emigrantes, principalmente de origen latino, se mezclaron en gran escala con los elementos aborígenes. Este solo ejemplo permite claramente darse cuenta del efecto producido por la mezcla de razas.
El elemento germano de la América del Norte, que racialmente conservó su pureza, se ha convertido en el señor del Continente americano y mantendrá esa posición mientras no caiga en la ignominia de mezclar su sangre.
Todo cuanto hoy admiramos –ciencia y arte, técnica e inventos- no es otra cosa que el
producto de la actividad creadora de un número reducido de pueblos y quizá, en sus orígenes, de un solo pueblo. Todas las grandes culturas del pasado cayeron en la decadencia debido sencillamente a que la raza de la cual habían surgido envenenó su sangre."
(Hitler - "Mi lucha" 1924-1926)
"La radiodifusión es el medio más moderno y eficaz para influir sobre las masas... No lo ocultamos en absoluto; la radio nos pertenece a nosotros y sólo a nosotros; pondremos la radio al servicio de nuestras ideas, y de este instrumento no ha de surgir palabra alguna que no responda a nuestros ideales. La radiodifusión ha de tener los mismos objetivos que se ha impuesto el gobierno de la revolución nacional". (Declaración de Goebbels extraído de "Historia del mundo contemporáneo". Antonio Fernández, p. 350)
los valores del nazismo
"La crueldad impone respeto. La crueldad y la brutalidad. El hombre de la calle no respeta más que la fuerza y la bestialidad. Las mujeres también y los niños."
(Hitler, Adolf - "Mi Lucha")
el liderazgo
Gracias a ti por esta generosa comida
se que tienes desvelos, pero no inquietudes. Estoy contigo día y noche.
Descansa tu cabeza en mi regazo.
¡Ten, mi Führer, la seguridad de que eres grande!
Heil, mein Führer"
(invocación para después de la comida, en Mosse, G. "La cultura nazi")
la cultura
"El totalitarismo implica el control de la cultura. Con la utilización de la radio las consignas nazis procedieron a un auténtico lavado de cerebro. Goebbels mostró ser un virtuoso en el control de la información. La creación literaria y artística y la investigación científica fueron sometidas a consignas y en un proceso de depuración se expulsó a las grandes figuras o se intentó eliminar del mundo de la cultura lo que universalmente se reconocía como creaciones admirables del espíritu humano. Los libros considerados subversivos fueron quemados. Más de veinte mil ardieron en la plaza de la Opera de Berlín ...
Ni la ciencia, ni el arte, ni la prensa, eran actividades libres. Una sola verdad, un solo pensamiento, se había instalado en un país donde Hitler era la única ley y Goebbels quien definía la cultura."
(Fernández Antonio, ob. cit. pp. 354, 355)
la propaganda
"¿A quién debe dirigirse la propaganda? ¿A los intelectuales? ¿o a la masa menos instruída?
¡Ella debe dirigirse siempre y únicamente a la masa! (...) La tarea de la propaganda consiste, no en instruir científicamente al individuo aislado, sino en atraer la atención de las masas sobre hechos, acontecimientos, necesidades, etc. (...) Toda propaganda debe ser popular, y situar su nivel en el límite de las facultades de asimilación del más corto de alcances de entre aquellos a quienes se dirige (...) La facultad de asimilación de la masa es muy restringida, su entendimiento limitado: por el contrario, su falta de memoria es muy grande. Por lo tanto, toda propaganda eficaz debe limitarse a algunos puntos fuertes poco numerosos e imponerlos a fuerza de fórmulas extereotipadas, repetidas por tanto tiempo como sea necesario para que el útlimo de los auditores sea también capaz de captar la idea".
(Hitler, A. - "Mi Lucha")
miércoles, 21 de abril de 2010
sábado, 17 de abril de 2010
Fascismo
“Fascismo. Derivado del nombre del Partido Fascista, fundado y liderado por Benito Mussolini, este término designa el régimen político imperante en Italia entre 1922 y 1945. Por extensión, designa un tipo de movimiento o ideología autoritario y se aplica a otros sistemas políticas afines, sobre todo de Europa, en el período entre las dos guerras mundiales. El caso más claro es el del Nazismo en Alemania, aunque movimiento fascistas existían en países tan diversos como Bélgica, Gran Bretaña y Rumania. (...)
El fascismo europeo de entreguerras fue un movimiento de corte conservador, pero se distingue de los regímenes conservadores clásicos en los siguientes aspectos: 1) su capacidad de movilización social; 2) su rechazo casi visceral hacia cualquier expresión del Estado liberal; 3) su esfuerzo por penetrar todos los niveles de la sociedad y controlar toda expresión política, social, gremial, etc. y 4) su compromiso con un Estado fuerte. Las metas del fascismo fueron la destrucción de la izquierda, la paralización de la capacidad de movilización autónoma de la clase obrera y la exaltación y expansión de la nación.
Las influencias ideológicas más destacadas sobre la doctrina fascista fueron el nacionalismo de tipo conservador, incluyendo la idea del derecho de la nación a la expansión territorial, el concepto de la ‘razón pura’, el antimarxismo y un sentido de religiosidad (...) También el fascismo fue influido por una versión vulgar de la teoría de la evolución de Darwin que postula una lucha interminable entre hombre y entre naciones. En parte proviene de aquí el culto de la violencia que caracteriza al fascismo, porque representa la voluntad de la nación o de la ‘raza’ para sobrevivir. Es menester destacar el papel que juega el líder en un movimiento fascista. Mussolini (el Duce) y Hitler (el Führer) representaron el Estado mismo, pretendiendo interpretar ‘la voluntad de la Nación’. (...)
El fascismo instauró el principio autoritario del Estado, y en lo interno se caracterizó por el ejercicio omnímodo del poder, suprimiendo la actividad de todos los partidos políticos y la libertad de prensa. Emprendió una campaña de persecución sistemática de los opositores a la doctrina oficial del Estado. En el caso de Italia, en lo social y económico sintetizó sus principios en la Carta del Lavoro de 1927, y a partir de 1930 puso en marcha el Estado corporativo.
En cuanto a la base social de fascismo, hay que subrayar que fue una articulación policlasista y contradictoria. Los dirigentes del fascismo italiano y el nazismo alemán solían proceder de las capas de profesionales liberales de la burguesía media. Algunos enrolados en movimientos nítidamente de derecha antes del surgimiento del fascismo. (...) hubo en esos primeros años una participación activa de soldados veteranos de la Primera Guerra Mundial, quienes en muchos casos formaron los grupos de choque del fascismo contra el movimiento obrero y los socialistas y comunistas. Al principio, estos grupos operaban con mucha independencia y constituían el ala radicalizada del movimiento; después de llegar al poder, fueron incorporados al Estado o, en algunos casos, liquidados por la propia dirigencia fascista por constituir un desafío al control total del partido único.
El fascismo en Europa fue apoyado desde sus inicios por la clase media urbana y rural, que se sintió amenazada por la organización y acreciente poder de la clase obrera, así como por la crisis económica que afectó muy seriamente a Europa en los años 1918-1921, y nuevamente en 1929-1935. Tampoco hay que olvidar la participación relativamente importante de algunos sectores obreros. En Italia, el pasado socialista de Mussolini, el patriotismo todavía vigente al comienzo de la década de los veinte y el hecho de que algunos sectores del proletariado italiano fueran de formación reciente ayudan a explicar la presencia obrera en las filas del fascismo. El Alemania, la desintegración de la República de Weimar y el fracaso de una revolución socialista en 1919-1920 dejaron al movimiento obrero sin fuerzas para resistir el nazismo(...) El apoyo del empresariado y de las Fuerzas Armadas en general se destacó cuando el fascismo estaba en el gobierno, ocupando lugares significativos y acumulando importante poder dentro del régimen.”
(Di Tella y otros. Diccionario de ciencias sociales y políticas. Ed. Emecé. Bs. As., 2001 p. 269, 270)
"La Italia de posguerra se vió agitada por fuentes tensiones sociales debido al gran nùmero de desocupados y al impulso que cobró la actividad sindical. Los años 1919 y 1920 fueron llamados el 'bienio rojo', por la proliferación de huelgas, ocupaciones de fábricas y grandes propiedades rurales, alentadas por las organizaciones socialistas. Al mismo tiempo, creció notablemente el número de los afiliados a los partidos de izquierda como el Socialista y el Comunista.
Los sectores más poderosos de la burguésía industrial y los terratenientes sintieron sus intereses amenazados. También había preocupación entre los sectores medios urbanos y rurales. Sus ingresos, disminuían por la inflación y al aumento de los impuestos. Su nivel de vida desmejoraba, al tiempo que veían que los obreros industriales obtenían mayores salarios.
Tanto la alta burguesía como los sectores medios aspiraban a mantener el orden social capitalista. En este contexto emergió la figura pública de Benito Mussolini, quien creó una organización -los fasci de combattimento- que se proponía servir de barrera ante el avance político y sindical de los socialistas.
Entre 1922 y 1925, Mussolini, con el apoyo del Partido Nacional Fascista, llegó a controlar totalmente el poder. Mantuvo la monarquía pero liquidó las instituciones de la democracia parlamentaria e instauró un régimen autoritario. los partidos políticos opositores fueron disueltos, se estableció la censura a la prensa, se instauró la pena de muerte y se prohibó y persiguió toda actividad sindical no fascista. El Estado fascista impulsó una nueva organización sindical, un sistema coporativo basado en la 'colaboración entre las clases', en el cual el Estado se reservó el papel de árbitro en los conflictos de intereses entre obreros y empresarios. La transformación del régimen culminó en 1939, cuando se suprimió la Cámara de Diputados y la representación política fue asumida por la Cámara de los fascios y las corporaciones."
(Historia. El mundo contemporáneo. Ed. Aiqué. Bs. As. 2005. p. 131)
“Las clases medias italianas continuaban abandonando en masa al Partido Liberal, quejándose amargamente de que los lugares comunes, viejos y gastados, del liberalismo político no daban respuesta a los problemas. Y, encima el índice de inflación se disparó en Italia: el índice de precios al por mayor (1913 – 100) pasó de 413 en 1918 a 591 en 1920, con efectos devastadores sobre los salarios, las pensiones y los ahorros. Como sucedería al cabo de tres años en Alemania, los trabajadores no manuales fueron los más afectados, y la clase media italiana en su conjunto se puso cada vez más nerviosa debido al nivel de violencia callejera. El miedo a una revolución comunista aumentaba a medida que disminuía la confianza en el orden político establecido.
(...) Frustrados por el fracaso de los partidos liberales tradicionales, pusieron sus ojos en un periodista y antiguo miembro del PSI (Partido Socialista Italiano), Benito Mussolini, quien, después de alcanzar un éxito profesional notable como director del periódico socialista Avanti!, había roto impulsivamente con el PSI en 1914 por estar a favor de la intervención de Italia en la primera guerra mundial. Al término de la guerra en Europa, Mussolini había adoptado los aires de nacionalismo agresivo del fundador y cabecilla de los Fasci di Combattimento (los fascistas), que ofrecían a los campesinos la reforma agraria, además de la abolición del Senado y la convocatoria de una nueva asamblea constituyente. Ninguna de estas propuestas era novedosa. Lo que sí era novedoso era la cantidad de bandas armadas que recorrían las ciudades y cambos de Italia, bajo el nuevo signo del fascismo, reclutando adeptos con un especial éxito en las capitales regionales.
(...) el rey invitó a Mussolini a unirse a un gobierno de coalición en calidad de primer ministro en octubre de 1922.
(...) El hundimiento de la democracia en Italia se produjo mucho antes que en Alemania –o en España- a pesar de que Italia había ganado la guerra, pero determinados elementos del caso italiano se repetirían en el hundimiento de la democracia liberal en esos dos países, y también amenazarían a las democracias más consolidadas de Francia y Gran Bretaña: la frustración y el empobrecimiento de la clase media; el paro entre los trabajadores de las ciudades; las ansias de tierra del campesinado; y una desilusión cada vez mayor con la tan cacareada extensión de la democracia. Al fin y al cabo, la obtención del derecho al voto no solucionó los problemas de los menos privilegiados de la sociedad. Además, los grupos favorecidos por las estructuras políticas del siglo XIX –las clases media y alta- sintieron un temor y un resentimiento crecientes con la extensión del sufragio. El desplome de la economía a finales de los años veinte reavivaría las tensiones en Europa que ya habían destruido la democracia en Italia a principios de la década.”
(Briggs, Asa y Clavin, Patricia – “Historia contemporánea de europa. 1789-1989”. Ed Crítica. Barcelona, 1997. pp. 261 – 264)
“El fascismo es el capitalismo que rechaza sus orígenes liberales para adaptar la estructura social de producción a aquellas circunstancias en que la idea liberal sería política, económica y socialmente fatal para la idea capitalista.” Laski
“El fascismo (...) adopta posturas antirracionalistas, desconfiando de la razón y exaltando los elementos irracionales de la conducta, los sentimientos intensos, el fanatismo. En esta idea irracionalista se desenvuelven los dogmas, las ideas indiscutibles como la superioridad de la raza o el jefe.”
(Antonio Fernández - “Historia Contemporánea”)
El fascismo europeo de entreguerras fue un movimiento de corte conservador, pero se distingue de los regímenes conservadores clásicos en los siguientes aspectos: 1) su capacidad de movilización social; 2) su rechazo casi visceral hacia cualquier expresión del Estado liberal; 3) su esfuerzo por penetrar todos los niveles de la sociedad y controlar toda expresión política, social, gremial, etc. y 4) su compromiso con un Estado fuerte. Las metas del fascismo fueron la destrucción de la izquierda, la paralización de la capacidad de movilización autónoma de la clase obrera y la exaltación y expansión de la nación.
Las influencias ideológicas más destacadas sobre la doctrina fascista fueron el nacionalismo de tipo conservador, incluyendo la idea del derecho de la nación a la expansión territorial, el concepto de la ‘razón pura’, el antimarxismo y un sentido de religiosidad (...) También el fascismo fue influido por una versión vulgar de la teoría de la evolución de Darwin que postula una lucha interminable entre hombre y entre naciones. En parte proviene de aquí el culto de la violencia que caracteriza al fascismo, porque representa la voluntad de la nación o de la ‘raza’ para sobrevivir. Es menester destacar el papel que juega el líder en un movimiento fascista. Mussolini (el Duce) y Hitler (el Führer) representaron el Estado mismo, pretendiendo interpretar ‘la voluntad de la Nación’. (...)
El fascismo instauró el principio autoritario del Estado, y en lo interno se caracterizó por el ejercicio omnímodo del poder, suprimiendo la actividad de todos los partidos políticos y la libertad de prensa. Emprendió una campaña de persecución sistemática de los opositores a la doctrina oficial del Estado. En el caso de Italia, en lo social y económico sintetizó sus principios en la Carta del Lavoro de 1927, y a partir de 1930 puso en marcha el Estado corporativo.
En cuanto a la base social de fascismo, hay que subrayar que fue una articulación policlasista y contradictoria. Los dirigentes del fascismo italiano y el nazismo alemán solían proceder de las capas de profesionales liberales de la burguesía media. Algunos enrolados en movimientos nítidamente de derecha antes del surgimiento del fascismo. (...) hubo en esos primeros años una participación activa de soldados veteranos de la Primera Guerra Mundial, quienes en muchos casos formaron los grupos de choque del fascismo contra el movimiento obrero y los socialistas y comunistas. Al principio, estos grupos operaban con mucha independencia y constituían el ala radicalizada del movimiento; después de llegar al poder, fueron incorporados al Estado o, en algunos casos, liquidados por la propia dirigencia fascista por constituir un desafío al control total del partido único.
El fascismo en Europa fue apoyado desde sus inicios por la clase media urbana y rural, que se sintió amenazada por la organización y acreciente poder de la clase obrera, así como por la crisis económica que afectó muy seriamente a Europa en los años 1918-1921, y nuevamente en 1929-1935. Tampoco hay que olvidar la participación relativamente importante de algunos sectores obreros. En Italia, el pasado socialista de Mussolini, el patriotismo todavía vigente al comienzo de la década de los veinte y el hecho de que algunos sectores del proletariado italiano fueran de formación reciente ayudan a explicar la presencia obrera en las filas del fascismo. El Alemania, la desintegración de la República de Weimar y el fracaso de una revolución socialista en 1919-1920 dejaron al movimiento obrero sin fuerzas para resistir el nazismo(...) El apoyo del empresariado y de las Fuerzas Armadas en general se destacó cuando el fascismo estaba en el gobierno, ocupando lugares significativos y acumulando importante poder dentro del régimen.”
(Di Tella y otros. Diccionario de ciencias sociales y políticas. Ed. Emecé. Bs. As., 2001 p. 269, 270)
"La Italia de posguerra se vió agitada por fuentes tensiones sociales debido al gran nùmero de desocupados y al impulso que cobró la actividad sindical. Los años 1919 y 1920 fueron llamados el 'bienio rojo', por la proliferación de huelgas, ocupaciones de fábricas y grandes propiedades rurales, alentadas por las organizaciones socialistas. Al mismo tiempo, creció notablemente el número de los afiliados a los partidos de izquierda como el Socialista y el Comunista.
Los sectores más poderosos de la burguésía industrial y los terratenientes sintieron sus intereses amenazados. También había preocupación entre los sectores medios urbanos y rurales. Sus ingresos, disminuían por la inflación y al aumento de los impuestos. Su nivel de vida desmejoraba, al tiempo que veían que los obreros industriales obtenían mayores salarios.
Tanto la alta burguesía como los sectores medios aspiraban a mantener el orden social capitalista. En este contexto emergió la figura pública de Benito Mussolini, quien creó una organización -los fasci de combattimento- que se proponía servir de barrera ante el avance político y sindical de los socialistas.
Entre 1922 y 1925, Mussolini, con el apoyo del Partido Nacional Fascista, llegó a controlar totalmente el poder. Mantuvo la monarquía pero liquidó las instituciones de la democracia parlamentaria e instauró un régimen autoritario. los partidos políticos opositores fueron disueltos, se estableció la censura a la prensa, se instauró la pena de muerte y se prohibó y persiguió toda actividad sindical no fascista. El Estado fascista impulsó una nueva organización sindical, un sistema coporativo basado en la 'colaboración entre las clases', en el cual el Estado se reservó el papel de árbitro en los conflictos de intereses entre obreros y empresarios. La transformación del régimen culminó en 1939, cuando se suprimió la Cámara de Diputados y la representación política fue asumida por la Cámara de los fascios y las corporaciones."
(Historia. El mundo contemporáneo. Ed. Aiqué. Bs. As. 2005. p. 131)
“Las clases medias italianas continuaban abandonando en masa al Partido Liberal, quejándose amargamente de que los lugares comunes, viejos y gastados, del liberalismo político no daban respuesta a los problemas. Y, encima el índice de inflación se disparó en Italia: el índice de precios al por mayor (1913 – 100) pasó de 413 en 1918 a 591 en 1920, con efectos devastadores sobre los salarios, las pensiones y los ahorros. Como sucedería al cabo de tres años en Alemania, los trabajadores no manuales fueron los más afectados, y la clase media italiana en su conjunto se puso cada vez más nerviosa debido al nivel de violencia callejera. El miedo a una revolución comunista aumentaba a medida que disminuía la confianza en el orden político establecido.
(...) Frustrados por el fracaso de los partidos liberales tradicionales, pusieron sus ojos en un periodista y antiguo miembro del PSI (Partido Socialista Italiano), Benito Mussolini, quien, después de alcanzar un éxito profesional notable como director del periódico socialista Avanti!, había roto impulsivamente con el PSI en 1914 por estar a favor de la intervención de Italia en la primera guerra mundial. Al término de la guerra en Europa, Mussolini había adoptado los aires de nacionalismo agresivo del fundador y cabecilla de los Fasci di Combattimento (los fascistas), que ofrecían a los campesinos la reforma agraria, además de la abolición del Senado y la convocatoria de una nueva asamblea constituyente. Ninguna de estas propuestas era novedosa. Lo que sí era novedoso era la cantidad de bandas armadas que recorrían las ciudades y cambos de Italia, bajo el nuevo signo del fascismo, reclutando adeptos con un especial éxito en las capitales regionales.
(...) el rey invitó a Mussolini a unirse a un gobierno de coalición en calidad de primer ministro en octubre de 1922.
(...) El hundimiento de la democracia en Italia se produjo mucho antes que en Alemania –o en España- a pesar de que Italia había ganado la guerra, pero determinados elementos del caso italiano se repetirían en el hundimiento de la democracia liberal en esos dos países, y también amenazarían a las democracias más consolidadas de Francia y Gran Bretaña: la frustración y el empobrecimiento de la clase media; el paro entre los trabajadores de las ciudades; las ansias de tierra del campesinado; y una desilusión cada vez mayor con la tan cacareada extensión de la democracia. Al fin y al cabo, la obtención del derecho al voto no solucionó los problemas de los menos privilegiados de la sociedad. Además, los grupos favorecidos por las estructuras políticas del siglo XIX –las clases media y alta- sintieron un temor y un resentimiento crecientes con la extensión del sufragio. El desplome de la economía a finales de los años veinte reavivaría las tensiones en Europa que ya habían destruido la democracia en Italia a principios de la década.”
(Briggs, Asa y Clavin, Patricia – “Historia contemporánea de europa. 1789-1989”. Ed Crítica. Barcelona, 1997. pp. 261 – 264)
“El fascismo es el capitalismo que rechaza sus orígenes liberales para adaptar la estructura social de producción a aquellas circunstancias en que la idea liberal sería política, económica y socialmente fatal para la idea capitalista.” Laski
“El fascismo (...) adopta posturas antirracionalistas, desconfiando de la razón y exaltando los elementos irracionales de la conducta, los sentimientos intensos, el fanatismo. En esta idea irracionalista se desenvuelven los dogmas, las ideas indiscutibles como la superioridad de la raza o el jefe.”
(Antonio Fernández - “Historia Contemporánea”)
Documentos
“La escuela debe ser cada vez más fascista. No debe creerse nunca que se da a la enseñanza una orientación demasiado fascista ... Cuando se trata de fascismo, me gustan los excesos ... Se dirá tal vez que la geografía y las matemáticas no son políticas por naturaleza. Desde la tarima algunas palabras, una entonación, una alusión, un juicio o un dato estadístico bastan al profesor para crear una duda, para hacer política. Por ello un profesor de matemáticas tiene un papel político y debe ser fascista ...” (Mussolini, 1933)
“Para el fascista todo está en el Estado y nada de humano o espiritual existe, y mucho menos tiene valor, fuera del Estado. En ese sentido el Fascismo es totalitario, y el Estado fascista, síntesis y unidad de todos los valores, interpreta, desarrolla y fortifica toda la vida del pueblo.”
“Nuestra fórmula es esta: Todo en el Estado, nada fuera del Estado, nada contra el Estado.”
“En la silenciosa coordinación de todas las fuerzas bajo las órdenes de uno solo, está el secreto perenne de toda victoria.”
“La concepción fascista está en contra del liberalismo (...) El liberalismo negaba al Estado en los intereses del individuo particular; el fascismo reafirma al Estado como realidad verdadera del individuo (...) el fascismo es partidario de la libertad. Y de la sola y única libertad que puede ser cosa seria, de la libertad del Estado y del individuo dentro del Estado.”
“El fascismo niega el número, por el simple hecho de ser número, pueda dirigir las sociedades humanas; niega que este número pueda gobernar a través de una consulta periódica; afirma la desigualdad irremediable y fecunda y benéfica de los hombres que no se pueden nivelar a través de un hecho mecánico y extrínseco como es el sufragio universal.”
“El Estado Fascista es una voluntad de potencia y de imperio. (...) Para el Fascismo la tendencia al imperio, o sea la expansión de las naciones, es un signo de vitalidad, lo contrario es un síntoma de decadencia.”
“La violencia no es inmoral. Algunas veces es incluso moral. Negamos a nuestros enemigos el derecho a lamentarse de nuestra violencia, (...)
(...) yo no creo en la paz perpetua; más aún, la creo deprimente y negadora de las virtudes fundamentales del hombre, que sólo en el esfuerzo cruento se revelan a la plena luz del sol.”
(Textos de Benito Mussolini)
“Nuestra fórmula es esta: Todo en el Estado, nada fuera del Estado, nada contra el Estado.”
“En la silenciosa coordinación de todas las fuerzas bajo las órdenes de uno solo, está el secreto perenne de toda victoria.”
“La concepción fascista está en contra del liberalismo (...) El liberalismo negaba al Estado en los intereses del individuo particular; el fascismo reafirma al Estado como realidad verdadera del individuo (...) el fascismo es partidario de la libertad. Y de la sola y única libertad que puede ser cosa seria, de la libertad del Estado y del individuo dentro del Estado.”
“El fascismo niega el número, por el simple hecho de ser número, pueda dirigir las sociedades humanas; niega que este número pueda gobernar a través de una consulta periódica; afirma la desigualdad irremediable y fecunda y benéfica de los hombres que no se pueden nivelar a través de un hecho mecánico y extrínseco como es el sufragio universal.”
“El Estado Fascista es una voluntad de potencia y de imperio. (...) Para el Fascismo la tendencia al imperio, o sea la expansión de las naciones, es un signo de vitalidad, lo contrario es un síntoma de decadencia.”
“La violencia no es inmoral. Algunas veces es incluso moral. Negamos a nuestros enemigos el derecho a lamentarse de nuestra violencia, (...)
(...) yo no creo en la paz perpetua; más aún, la creo deprimente y negadora de las virtudes fundamentales del hombre, que sólo en el esfuerzo cruento se revelan a la plena luz del sol.”
(Textos de Benito Mussolini)
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